sábado, 31 de mayo de 2025

97#. El amor propio no es autoconvencernos de nuestra valía

Pocos temas se prestan tanto a ser pasto de la autoayuda como este, y seguramente lo habrán escuchado en más de una ocasión. La imagen que me viene a la cabeza cada vez que escucho el concepto de amor propio es la de un individuo frente al espejo de su cuarto de baño repitiéndose machaconamente "tú vales mucho", "tú te lo mereces" o frases trilladas  similares.





Pero no. Este ejercicio, como mucho, alimenta el ego, que estaría en las antípodas del amor propio. Por otro lado, tampoco sería exactamente quererse a sí mismo, acto que nunca he entendido muy bien cómo se practica, pero tiene un sospechoso parecido con la adulación (autoadulación en este caso); esto es, decirnos aquello que nos agrada pero sin basarnos en nada más sólido.

El amor propio cobra su sentido más real cuando uno establece una relación profunda consigo mismo, lo que implica aludir a un concepto que no suele destacar cuando hablamos de esta cuestión: la compasión.

Lejos del aserveramiento de un mantra o ejercicios de autoconvencimiento varios, el amor a uno mismo se ha de basar en una mirada bondadosa a nuestro interior, a esa particular y única constitución bio-psico-social que somos cada uno de nosotros. Y es así, por que a diferencia del ego (vanidoso) o la autoestima (cognitiva), convertimos el juicio crítico e inquisitivo que hacemos de nosotros mismos en una valoración templada e indulgente.

Esta compasión es el filtro determinante para explorarnos por dentro con garantías, para poder entender nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos; para comprender cómo nos afectan y cómo afectan a los demás. Pero partiendo de lo que son stricto sensu: los pilares de la arquitectura de nuestra personalidad, que no han de ser perfectos pero de cuya calidad debemos ocuparnos.

A partir de aquí podemos aceptarnos a nosotros mismos, con nuestras virtudes y defectos, rarezas (que todos tenemos) y particularidades, sin darle más importancia de la que tienen. Es esta compasión la que nos habilita para tratarnos con amabilidad, comprensión y paciencia, especialmente cuando cometemos errores o nos enfrentamos a desafíos. Y también es esta compasión la que promueve que prioricemos nuestro bienestar físico, emocional y mental, tomando las medidas pertinentes para mantenerlos, puesto que constituyen la base de nuestra salud mental.




De esta manera llegamos al último escalón de nuestro autoconocimiento, el que nos abre la puerta a la autenticidad. Ser así y aceptarnos como somos nos permite ser fieles a nosotros mismos, sin pretender ser alguien que no somos ni sentirnos presionados por comparaciones externas.

El amor propio no va de inflar tu ego o ni de tener una visión positiva, pero distorsionada, de uno mismo. Va de cultivar una relación saludable y compasiva con la persona más importante de nuestra vida, que por otro lado no deja de ser la base de nuestra salud mental

No evitará el sufrimiento ni nos librará de las dificultades de la vida, pero nos ayudará a afrontarlos de una manera más saludable y constructiva. Y esto, en los tiempos que corren , no es poca cosa.