lunes, 1 de abril de 2019

45#. Los recuerdos traumáticos son algo más que malos recuerdos.

Nadie quiere recordar un trauma, y en este sentido, la sociedad no es diferente de las propias víctimas. Todos deseamos vivir en un mundo seguro, manejable y previsible, pero las víctimas nos recuerdan que esto no es siempre así. 


Para comprender un trauma debemos superar nuestra reticencias natural a confrontar esa realidad y reunir el valor necesario para escuchar los testimonios de los supervivientes. De ellos podemos extraer un significado capital: los recuerdos normales no son como los recuerdos traumáticos. Los recuerdos de nuestro pasado no tienen la misma naturaleza que las experiencias traumáticas sufridas. La diferencia no es cuantitativa, sino cualitativa.

Las personas traumatizadas, emocional o psicológicamente, conservan unos y otros recuerdos de manera distinta. Preguntadas respecto al pasado, no presentan dificultad en hablar y recordar acontecimientos inolvidables de su vida que no hayan sido traumáticos: El día en que nació su hija, el día de su boda, el día en que se graduó, el día en que alcanzó una meta importante,... Indagando en estos, al ser preguntados sobre si tuvieron alguna vez una imagen intrusiva o espontanea del evento de forma vívida, respondían que no. 

Recordar con cierta precisión el discurso que dio en su graduación o alguna sensación intensa al recordar el nacimiento de su hija o la impresiones del cuerpo de su pareja en la noche de bodas (aunque esta última levantara alguna mirada de extrañeza) eran respondidas de forma negativa. Sin embargo, al ser preguntados por eventos traumáticos sufridos, se elicitaban respuestas emocionales muy vívidas: El tufo a alcohol de su violador, la visión de un cadáver destrozado, el frio del agua inundando el coche accidentado o las sensaciones cuando su marido las tocaba que pudieran parecerse a cómo lo hizo el violador,... saltaban a su memoria y activaban intensas respuestas emocionales.
 

Los recuerdos de acontecimientos negativos (tristes, frustrantes o enojosos) y los recuerdos traumáticos se diferencian por el modo en que están organizados en nuestra memoria, pero también por las reacciones físicas que elicitan. Los malos recuerdos se recordaban como eventos del pasado, que les habían afectado emocionalmente, pero que poseían un inicio, desarrollo y un final. Sin embargo, los recuerdos traumáticos no tenían una narrativa definida: estaban desorganizados. Algunas personas recordaban demasiado claramente algunos detalles (olor del violador, el orificio en la frente de un niño asesinado, los focos del camión que nos embistió,...) pero no podían recordar la secuencia de acontecimientos ni otros detalles relevantes del hecho. Además de eso, se vivían en presente, se sufrían como si estuvieran sucediendo en el momento, sin poder confinarlos en el segmento temporal del pasado en que sucedieron.

Los recuerdos traumáticos son fundamentalmente distintos de las demás historias de nuestra biografía por que están disociados. Las sensaciones del suceso traumático quedaron en nuestra memoria sin estar bien montadas secuencialmente. Y esta es la esencia del trauma: que es abrumador, increíble e insoportable.


Las personas que han sufrido un trauma piden que dejemos de pensar en términos de lo que consideramos normal y aceptemos que estamos tratando con un realidad dual: la realidad de un presente, relativamente seguro y previsible, que convive junto a un pasado impactante, conformado por huellas sensoriales y emocionales fragmentadas (imágenes, sonidos y sensaciones físicas) que se reviven como una amenaza actual.

2 comentarios:

  1. Es curioso pero la gran mayoría de la gente cuando habla de recuerdos inolvidables se refiere a los buenos, cuando también existen los malos y, por supuesto, los traumáticos. Quizás sea porque de estos, malos y traumáticos, generalmente tratamos de olvidarnos, aunque a veces al tratar de olvidarlos aun los recordamos más. Quizás lo mejor sea intentar abstraerse de ellos, pasar de ellos. Es complicado. Y los masoquistas ¿también intentan olvidar los malos recuerdos? ¿o intentan disfrutarlos?.

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    1. Muy sugerente tu pregunta, Luis. Desde mi punto de vista, la práctica sexual del masoquismo se basa en la estimulación física (dolorosa para nosotros, pero excitante para ellos). Sin embargo, con los malos recuerdos nos situamos en un plano más emocional, y este no creo que los experimenten de manera tan excitante. En lo que estoy completamente de acuerdo contigo es en que abstraerse o pasar de los malos recuerdos es difícil (en psicología se denomina ACEPTACIÓN) pero también es la estrategia más recomendable. Como sea, los malos recuerdos también cumplen una función adaptativa, de la que hablé en...
      https://elanimalconsentido.blogspot.com/2018/03/35-por-que-no-olvidamos-los-malos.html

      Un placer haber recibido tu acertado comentario. Saludos

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