domingo, 30 de marzo de 2014

Corporaciones empresariales: El lugar ideal para un psicópata.




“Hace 150 años la corporación empresarial era una institución relativamente insignificante. Hoy es algo omnipresente, como la iglesia o monarquía (…). La corporación es la forma actualmente dominante.

Una institución que crea mucha riqueza pero que provoca daños enormes, a veces ocultos. Son creaciones artificiales que tratan de obtener el máximo de beneficio a costa de los demás. El monstruo de Frankenstein tenía tanto poder que se le fue a su creador de las manos. Lo mismo nos ha pasado a nosotros con las corporaciones”.


Con estas palabras arranca un magnífico, necesario, riguroso y contundente documental canadiense, “The Corporation”. Tiene algo más de 10 años, y conformen van pasando estos, se  puede observar que, lejos de perder vigencia, cada vez describe mejor la sociedad en que vivimos.


Las multinacionales, empresas transnacionales, corporaciones… en general, las grandes empresas, son concebidas como personal individuales frente a la ley. Tienen derechos, como si fueran personas, Pero hay un rasgo humano que no presentan. No tienen conciencia, no tienen moral. Solo se preocupan por sus accionistas, no por las personas que se ven afectadas por su actividad empresarial. Y los directivos que las gestionan solo se preocupan por cómo hacer la mayor cantidad de dinero posible en un semestre.



La persona que se ajustaría a este perfil se describe en el Manual Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM-IV) como un sujeto que sufre un trastorno antisocial de la personalidad. Vulgarmente lo conocemos por otra denominación: psicopatía.


Este manual define al psicópata como una persona que sufre un trastorno de la personalidad. Básicamente es una persona caracterizada por mostrar un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás. Y este patrón queda diagnosticado si se presentan 3 o más de los siguientes rasgos:


  1. Fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos que son motivo de detención.
  2. Deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar un alias, estafar a otros para obtener un beneficio personal o por placer.
  3. Impulsividad o incapacidad para planificar el futuro.
  4. Irritabilidad y agresividad, indicados por peleas físicas repetidas o agresiones.
  5. Despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás.
  6. Irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones económicas.
  7. Falta de remordimientos, como lo indica la indiferencia o la justificación del haber dañado, maltratado o robado a otros.

Es obvio que este tipo de persona no es la que le recomendaría a nadie como pareja, ni como jefe, ni como amigo. De hecho, ante un psicópata, lo mejor que se puede hacer es poner distancia de por medio. Porque es un ser depravado, amoral, perverso, que no respetará otras directrices que las que le marquen sus instintos o impulsos.


EL problema, realmente, es que las grandes empresas actuales (lo que los americanos llaman corporaciones y nosotros multinacionales), tienen un comportamiento ajustado a esta categoría de individuo sin conciencia. Se comportan como psicópatas.


De manera que, analizadas las características de las corporaciones, le serían aplicables la mayoría de los rasgos enunciados, más algún otro. Tienen el perfil prototípico del psicópata.


  •  Cruel indiferencia por los sentimientos de los demás.- Todos somos conscientes de los desmanes generados por grandes empresas. Desde el fraude de las preferentes (fraude) a los cierres continuos de centros de trabajo (a pesar de que esa empresa está obteniendo beneficios)
  • Incapacidad para mantener relaciones duraderas.- Su objetivo es el beneficio. Su propio interés. Por tanto, cualquier trato o relación que establezca está mediada por el propio provecho. Las relaciones de las grandes empresas duran lo que dura su ganancia.
  • Temerario desprecio por la seguridad de los demás. Nada extraño si haceos caso a un entrevistado por Michael Moore, en su película “Capitalismo: Una historia de amor”: Uno es más valioso para una empresa muerto que vivo.
  • Falsedad, deshonestidad: Mentir y engañar repetidamente a los demás para conseguir un beneficio. De hecho existe, una lista de grandes empresas criminales, esto es, judicialmente culpables, condenadas por los daños causados, entre las que se encuentran Pfizer, Kodak (la difunta), Exxon, General Electric, Mitsubishi, Daewoo, IBM, Roche...
  • Incapacidad de sentirse culpable.- No solo eso, sino además sin sentir ningún tipo de remordimiento, argumentando en su descargo cumplir la norma de la “obligación debida” (que les recuerdo era el argumento que en los juicios de Núremberg los jerarcas nazis esgrimían para tratar de limpiarse las manos y eximir su responsabilidad en el holocausto judío)
  • Incapacidad para ajustarse a las normas sociales relacionas con el cumplimiento de las leyes. La ley no es la norma al que deben ajustarse sus actos, sino un escollo que hay que bordear o driblar. Una especie de mal necesario. Si la sanción (multa) por realizar un acto ilícito es asumible, o compensa las ganancias obtenidas, entonces se convierte en un objetivo estructural de la política de empresa.




Las personas que engrosan estas compañías pueden ser personas morales, pero la entidad para la que trabajan no lo es. Si trabajas para una gran empresa, estás obligado a esforzarte por sus intereses. Técnicamente, la corporación está obligada a poner sus intereses financieros por encima de cualquier otro interés, incluso por encima del bien público.


Este es el tipo de empresas que destacan, que guían nuestro destino, porque dirigen la economía mundial, y cualquier ser vivo depende del factor económico. Y las empresas que no son así, tienden a ser como ellas. Esto es, sirven de modelo.


La pregunta que me alarma es: ¿Qué tipo de individuos genera esta cultura empresarial?


Enron fue la primera de las grandes corporaciones que cayó, y se hundió estrepitosamente. Tras la auditoría del gobierno de EE.UU, el senador Byron Dorgan que participó en ella, usó la siguiente comparación para describir a sus directivos: 

"En el Titanic, el capitán se hundió con el barco. Y en Enron me parece que el capitán primero se dio a sí mismo y a sus amigos un bono. Luego se bajó a sí mismo y a la gente de arriba en el bote salvavidas. Y luego gritó hacia arriba diciendo: 'Por cierto, todo va a estar bien'".


En las Escuelas de Negocio prestigiosas no tiene cabida la ética de los negocios y solo se inculcan las directrices que buscan las grandes empresas (aumentar ingresos y reducir costes). Las grandes escuelas de negocio aúpan a puestos de responsabilidad a jóvenes que han perdido el sentido de la realidad, que se creen omnipotentes, con el cerebro formateado para cumplir los objetivos empresariales. 

  

Vicente Garrido, especialista en psicopatía, dice que una sociedad que exalta los rasgos antisociales genera psicópatas. Razonamiento impepinable. 


Da igual que sean realmente psicópatas o que solo sea antisocial su comportamiento. Las consecuencias las pagamos igualmente los demás. La cultura empresarial actual promueve la tendencia comportarse como un psicópata y, obviamente, atraen a aquellos que lo son. De manera, que la persona con estos rasgos de personalidad se encuentra en las grandes compañías como pez en el agua. Está en su medio.



Ya les cite, no sin consternación, el discurso del Sr. Smith (Matrix): Me di cuenta de que en realidad ustedes no son mamíferos. Verá, los mamíferos logran un equilibrio perfecto entre ellos y el hábitat que les rodea. Pero los humanos van a un hábitat y se multiplican hasta que ya no quedan más recursos y tienen que marcharse a otra zona. Hay un organismo que hace exactamente lo mismo que el humano. ¿Sabe cuál es? Un virus. Sí, los humanos son un virus, son el cáncer de este planeta.
 

¿Qué le contestamos al Sr. Smith?


Échenle un vistazo al surtido de documentales y películas relativas al tema que se han producido en la pasada década. Desde “Enron, los tipos que estafaron América”, pasando por la mencionada “The Corporation” o “Capitalismo: Una historia de amor”, hasta las más recientes “Margin Call”, “Demasiado grande para caer” (Too big to fall), “Cuando explotan las burbujas financieras”, o la impecable e impactante “Inside Job”. No tienen desperdicio, oiga.


Decía Jensen, en mi post anterior: El mundo es un negocio, señor Beale. Lo ha sido desde que el hombre salió arrastrándose del barro, y nuestros hijos vivirán, señor Beale, para ver eso. Un mundo perfecto en el que no habrá guerra ni hambre, opresión ni brutalidad. Una vasta y ecuménica compañía asociada en la que todos los hombres trabajarán para servir a un beneficio común. En la que todos los hombres poseerán una cantidad de acciones. En la que se les cubrirán todas las necesidades, se les moderarán todas las ansiedades, y les divertirán para que no se aburran. 


Pues no lo tengo tan claro. Más bien, tiendo a pensar que irá en la linea que marca Gordon Gekko.


¿Recuerdan al protagonista de “Wall Street”?, la película de los 80, encarnado por Michael Douglas. Pues repite el papel de la segunda parte (“Wall Street II: El dinero nunca duerme”), y afirma descaradamente lo siguiente:


Alguien me recordó la otra noche que una vez dije que la codicia es buena. Ahora parece que es legal. 


Pero amigos... es la codicia lo que hace que mi barman compre tres casas que no puede pagar, sin tener dinero. Y es la codicia lo que hace que sus padres, refinancien una casa de US$200 mil dólares por US$250 mil. Y luego toman los 50 mil extra para ir de compras al Mall. Compran un televisor plasma, celulares, computadoras, SUV y... ¡oye! ¿Por qué no una segunda casa? Ahora que podemos... Porque sabemos que el precio de las casas en Estados Unidos siempre sube, ¿no? Y es la codicia lo que hace que el gobierno de este país baje la tasa de interés a 1% luego del 11/9, para que todos vayan a comprar otra vez... Tienen bonitos nombres para los millones de millones en crédito... CMO, CDO, SAB, ABS... Saben, creo que sólo hay 75 personas en el mundo que saben lo que son.


Pero les diré lo que son: son ADM... Armas de Destrucción Masiva.


Gordon Gekko gana.


martes, 11 de marzo de 2014

Cita: Un mundo implacable (Network)




Arthur Jensen, presidente de la corporación, habla con Howard Beale, telepredicador de éxito

- Buenos días, Sr. Beale. Me han dicho que es usted un loco.

- Con irregularidad.

- ¿Cómo está?

- Loco de remate.

- ¿Quién no lo está?

- Esta sala de conferencias resulta de lo más adecuada para lo que le voy a decir.

Empecé como vendedor. Vendí máquinas de coser, recambios para automóviles, cepillos y equipo electrónico. Dicen que puedo vender cualquier cosa.

Me gustaría venderle algo. Siéntese, por favor.

Se ha entrometido con las fuerzas primitivas de la naturaleza, y yo no se lo tolero. ¿Está claro?



Usted cree que solamente ha impedido un negocio, pero es no es el caso. Los árabes se han llevado millones de dólares de este país y ahora tienen que reponerlos.

Es el flujo y reflujo, es el ritmo de las mareas, es un equilibrio ecológico.

Usted solo es un viejo que piensa en términos de naciones y pueblos. No existen naciones, no existen pueblos. No hay rusos, no hay árabes. No existen terceros mundos ni Occidente. Existe únicamente un gran sistema de sistemas, un vasto y salvaje entretejido, intercalado, multivariable, multinacional dominio de dólares. Petrodólares, electrodólares, multidólares. Marcos, yens, libras, francos y rublos.


Es el sistema internacional monetario que determina la totalidad de la vida de este planeta.

Ese es el orden natural de las cosas de hoy días. Esa es la estructura atómica y subtatómica y universal que configura las cosas de hoy día.

Y usted se ha entrometido con el orden de las fuerzas primitivas de la naturaleza.

¡Y usted debe repararlo!

Me entiende Sr. Beale


Usted aparece en su pequeña pantalla y grita sobres América y la democracia.

No existe América, no existe la democracia.

Solo existe la IBM, ITT, AT&T, Du Pont, Dow, Union Carbide y Exxon. Estas son las naciones del mundo hoy día.


De qué hablan los rusos en sus consejos de estado ¿De Karl Marx? No. De sistemas de programación lineal, de teorías sobre estadística, de problemas económicos, y computan costos de sus transacciones e inversiones como hacemos nosotros. Ya no vivimos en un mundo de naciones e ideologías, señor Beale. El mundo es un colegio de corporaciones inexorablemente dirigido por los estatutos inmutables de los negocios. El mundo es un negocio, señor Beale. Lo ha sido desde que el hombre salió arrastrándose del barro, y nuestros hijos vivirán, señor Beale, para ver eso. Un mundo perfecto en el que no habrá guerra ni hambre, opresión ni brutalidad. Una vasta y ecuménica compañía asociada en la que todos los hombres trabajarán para servir a un beneficio común. En la que todos los hombres poseerán una cantidad de acciones. En la que se les cubrirán todas las necesidades, se les moderarán todas las ansiedades, y les divertirán para que no se aburran.


Y le he elegido a usted, señor Beale, para predicar este evangelio.

- ¿Y Por que a mi?

- Porque sale usted en televisión, tonto.


Sesenta millones de personas le ven cada noche de la semana de lunes a viernes.

- He visto el rostro de Dios.

- Puede que tenga usted razón.

Network: Un mundo implacable (1976)
Sidney Lumet


domingo, 2 de marzo de 2014

¿Por qué nos creímos "El show de Évole"?



Sin entrar en los miles de palabras, escritas, habladas, twiteadas, whatsapeadas, facebookadas sobre el programa de televisión Operación Palace, dedicado a la asonada golpista del 23 de Febrero de 1981, opino que el falso documental de Jordi Évole, en realidad, no trataba del golpe militar.

Nos advertía de nuestra vulnerabilidad, cercana a la indefensión, ante el alud de información que sepulta nuestras neuronas cotidianamente. Avalancha que se convertiría en un malestar crónico si la infección tuviera un avance progresivo. Pero dado que el tsunami de datos, información, noticias,... que nos inunda cada día crece de forma exponencial, la amenaza es más seria. En el mejor de los casos nos encaminamos a transformarnos en seres acríticos y sumisos, al estilo de “Un mundo feliz” (Aldous Huxley), y en el peor de  ellos a convertirnos simplemente en imbéciles.

                             Imbécil (RAE): 1. adj. Alelado, escaso de razón.  


La pregunta al día siguiente era obvia: ¿Fueron ustedes de los que se lo creyeron o de los que desconfiaron desde el principio? Ojo, si tenían cualquier dato o referencia previa al programa emitido, no cuenta como escéptico.

Yo fui de los que piqué.

Si han leído alguno de mis últimos post, descubrirán que el asunto abordado es un tema que me intriga sobremanera: La interpretación que hacemos cada uno de lo que ocurre, de lo que llamamos realidad.

El spot que promocionaba el programa no podía ser más atrayente. En él, varias personas entrevistadas en plena calle informaban haber visto las imágenes del intento de golpe fallido el mismo día en que sucedió. Unos comentaron que lo hicieron sobre la marcha, otros dijeron que aquella misma noche. La sorpresa viene cuando se cierra el anuncio aseverando que las primeras imágenes del golpe no fueron retransmitidas por la televisión hasta el día siguiente.

Como pueden suponer, ante este anzuelo no pude por menos que picar, y además con todas las ganas del mundo. El domingo noche estaba sentado frente al televisor, esperando que comenzara. Las primeras imágenes que aparecen son las de José Luis Garci recogiendo su Oscar: Pero ¿Esto exactamente qué tiene que ver con el golpe? Cuando más adelante informan de que fue una contraprestación a su colaboración con el falso golpe de estado, la sorpresa fue mayúscula

El planteamiento del falso documental: Dado el estado de inquietud creciente e imprevisible que se vivía en la sociedad española en aquellos momentos, y temiéndose las cabezas pensantes del país un golpe de estado se les ocurre una solución: Dar un falso golpe para neutralizar el real (en fin, el que se presumía que podía darse).

Pero, pero, pero... ¡¡¡ PERO QUÉ ME ESTÁN CONTANDOOOOOOOOOOOOO!! Fue lo que le escribí, vía telefónica, a mi hermana mientras seguía el discurso del programa.

Pero como mi cerebro se encontraba en modo credulidad, a pesar de lo difícilmente creíble de la información vertida en el programa, en ningún momento se me ocurre pensar que es falso. Iba dando por sentado que debería ser como me estaban contando, por improbable que me pareciera lo que me decía. O sea, los datos no me cuadraban, no podía ser verdad aquella versión tan absurda, pero en vez de usarlos para poner en duda la veracidad de lo que me decían, traté de encajarlos en el discurso de manera un tanto forzada. Bastante forzada, en realidad

Los datos extraños (por no mencionar los directamente disparatados) se van acumulando y continúo tratando de engarzarlos en la trama. Pero no me resulta nada fácil, oiga.

Minoría catalana propone como director del artificio al catalán Flotats, y Alfonso Guerra se opuso afirmando que “Andalucía no va a ser menos que Cataluña”, de manera que propone a Manolo Summers. En mi cabeza resuena Chiquito de la Calzada gritando ¡¡Comoorrl!!. Se resuelve el dilema nacional buscando un director que incomode a unos y a otros: José Luís Garci.

¡Ahí lo llevas!

Pensamiento: ¿Esto no ha habido nadie que lo haya descubierto hasta ahora?, ¡Pero cómo va a ser así!

Pero el complot se sigue urdiendo. Y los datos que se van aportando siguen tomando dimensiones berlanguianas. Y ahora que lo digo, Berlanga hubiera sido sin lugar a duda el director de cine ideal para este apaño. Eso sí. Mientras avanzaba el fake iba haciendo cábalas:
-         “¿Suárez, entonces, renunció por la democracia?”
-         “El rey se había estudiado de arriba abajo la declaración oficial. Por eso le salió tan bien”
-     “Y pensar que durante todos estos años he tenido a Gutiérrez Mellado como el tipo que se enfrentó de tú a tú a los golpistas. Quijoputa!”,
-     “Y si Garci decía que la grabación de las escenas era fundamental, cómo fue aquello de los golpes que les dieron a las cámaras del Congreso, que casi las rompen”.
-     Como dijo el mismo Iñaki Gabilondo “Toman el centro de TVE del país, con la de medios audiovisuales de que disponen, y no hay una sola imagen de esto. Somos torpecillos, eh!!.
-       ¡¡Madre!! ¡¡Y menuda putada le hicieron a Tejero!! Buscan un voluntario para dar un golpe de estado, el tipo se presenta de inmediato, y sus propios compañeros de armas no le informan de que era falso. ¡¡Manada de cabrones!!
-   Pero entonces, “No me fastidies que Tejero ahora resulta ser el mártir de la democracia española”. Un mártir con 23 millones de pesetas, pero sacrificado al fin y al cabo.
-    ¿Dónde coño se documentó Javier Cercas para escribir “Anatomía de un instante”?

No salgo de una sorpresa para caer en otra, pero sigo sin decidir: “Coño, esto es mentira”.

Veinticuatro horas antes del golpe, en el aula magna del colegio de médicos madrileño se realiza un ensayo, dado que la disposición del aula era parecida a la del hemiciclo. Pero Garci dice que tiene que bregar denodadamente con los políticos cuando les ordena que se tiren al suelo a la llegada de Tejero: González afirma que se queda de pie. Carrillo, que viene del exilio, cree que es inaceptable tirarse al suelo. Informa Vestringe: “Y Fraga dijo que iba a recitar a Calderón de la Barca (¡¡Surealissssssmo!!, que decía Dalí) pero le dijeron que calladito”. Se decide que Gutiérrez Mellado y Suarez sean los únicos que se queden de pie. Pero entonces, alguien incumple lo pactado: Carrillo permanece sentado en su escaño y no se tira al suelo tras los tiros. Posteriormente Verstringe dice que este probablemente fuera el punto de inflexión por el cual es irreconciliable la unión de la izquierda en este país. (¡¡Pa cagarse y no tener con que limpiarse!!)

Fraga se poner nervioso y exige salir del hemiciclo. “No paso por esto. Disparen contra mí. Quiero salid de aquí. Salimos todos” lanza a grito pelado. Informa Vestringe de que el dirigente de AP “tenía que estar bien comido, y las comidas a sus horas” porque en caso contrario se ponía de muy mala ostia. ¡Qué bueno, qué bueno!

Los tanques toman Valencia, pero “solo disponíamos de 6 tanques” así que hicimos que dieran vueltas y pasaran repetidamente delante de la cámara. ¡Ojo!, esta brillante y original estrategia táctica afirman los americanos que fue suya. ¿Pero esta gente sabe lo que están diciendo?

Los guardias civiles abandonan el congreso por una ventana. Garci comenta que era un tributo a la película “La ventana indiscreta” (Diooooooooos!!). Opina que “Era elegante una salida por la ventana. Las ventanas siempre han sido mejores que las puertas. Ya lo decía Willy Wilder”.

Pero todavía hay un enigma sin respuesta. Que era esa caja blanca que tenía el Rey a su derecha en la foto del discurso defendiendo la democracia. Que después aparece en su yate. Que después aparece en África, en la foto de un elefante abatido, así como tirada, junto a un árbol.

Aquí fue cuando por fin el sentido común se impuso, y me dije: “No me creo nada”.

Y justo en ese momento acabó el programa.

¿Saben porqué me creí lo que me estaba contando el falso documental? 

Porque poseía la baza más importante, la de la credibilidad. Fernando Ónega, Iñaki Gabilondo, Ansón, Mayor Zaragoza, etc. Pero no menos es la del realizador, Jordi Évole. Un periodista que empieza a ganar audiencia porque hace, por fin, un periodismo crítico que escarba en los vertederos del poder, que va ganando confiabilidad, programa a programa. 

De entrada, tenía ganada toda mi credibilidad. 


Y es que tendemos a hacer caso de la información que nos llega en función de quién, de la persona que la emite.

Imagínense que se plantan delante del TV y le anuncian el programa Faemino y Cansado, Les Luthiers o los mismísimos Monty Python renacidos. De entrada desconfiarían de la veracidad de lo expuesto y probablemente se aprestarían a interpretarlo en clave de humor. Aunque el discurso fuera el formal y documental que vimos, el saber quién lo realiza nos orienta sobre cómo interpretarlo. Ese programa  tiene que ser de humor. Y a pesar de que aparezcan las mencionadas personalidades, en tono igualmente informativo y serio, ¿se lo creerían?

O supongan el mismo documental pero ahora protagonizado por gente normal y corriente que aseveraran, por ejemplo, haber estado en el escenario de los hechos (un camarero del Congreso, cualquiera de los guardias civiles golpistas, la señora de la limpieza,…). ¿No les costaría creérlo?

Pero no. Quienes me lo decían eran personas que me merecen credibilidad. Y este el quid de la cuestión

El mismo Évole dice: “Seguramente otras veces les hayan mentido y nadie se lo ha dicho”. O citando a Christof, Ed Harris en el papel de director del realityshow en la película “El show de Truman”: 

“Aceptamos la realidad del mundo que nos presentan.”   



Por último, les dejo con un post de Kebedo, que me parece de lo más ingenioso y fino que he leído al respecto.