Decía en una entrevista Luis Gómez-Escolar, nombre que no les sonará de nada pero tengan por seguro que han cantado alguna de las letras que compuso, que todos tenemos pérdidas que nos unen a otros. En este caso se refería canción Amiga, cuya letra compuso tras la muerte de la su esposa, Cecilia (sí, la talentosa cantautora). La realizó para consumo propio, pero se la pidió Miguel Bosé, y, claro... quién le dice no a Miguel.
Según el autor, Bosé la cantó muy emocionado, y de hecho, tuvieron que interrumpir la grabación del vídeo en más de una ocasión por que no podía evitar el llanto. La historia de Cecilia le llegaba muchísimo. "Todos tenemos en el alma una pérdida de ese tipo, a lo mejor no de esa gravedad, pero que nos hace solidarizarnos con las pérdidas irreparables", afirma Gómez-Escolar.
Aprender no implica empatizar.- La pandemia del coronavirus está dejando mucho daño y dolor a su paso, y lo presenciado, día a día. Más información no puede haberse dado respecto a los efectos del virus; más imágenes no podemos tener de hospitales desbordados por contagiados; más noticias no podemos haber recibido de cómo ha ido expandiéndose y afectando a todos los países del orbe. Y a pesar de todo esto, tampoco dejamos de ver individuos que desprecian los riesgos que comporta el virus y las medidas para prevenirlos.
Según la teoría del aprendizaje vicario (aprendemos a través de la observación), hemos recibido información suficiente para haber captado el mensaje, para saber lo que nos jugamos... pero parece que no todos.
Es posible que haga falta algo más. Quizá sea necesario trascender el mero aprendizaje. Me refiero a que, ser capaces de ponernos en el lugar de las víctimas, no es una consecuencia automática del aprendizaje. Debemos realizar un ejercicio, casi de prestidigitación emocional, para lograr meternos dentro de la piel de los damnificados, para desarrollar nuestra empatía hacia los desafortunados.
Los adversarios de la empatía.- Saber que alguien ha perdido a sus dos padres a causa del virus, no necesariamente nos hace conscientes del malestar que debe sentir ante tamaña pérdida. El factor distintivo es la empatía, esa facultad que nos permite experimentar una suerte de vivencia de tales sucesos, originando una enseñanza que cala más hondo, que no se queda en la simple retención cognitiva sino que trasciende hasta tocarnos la fibra sensible. Es la empatía la que nos permite ampliar nuestra consciencia y, por extensión, nuestra sensibilidad, dotándonos de mayor motivación para actuar correctamente.
Igual que todo héroe tiene su antagonista, la empatía tiene a sus enemigos naturales en el egoísmo o el individualismo (en el fondo, quizá el mismo concepto). Nuestros miedos y prejuicios individuales conforman un mecanismo psicológico que filtra la realidad para ajustarla a nuestros propósitos. De ahí derivan los comportamientos insolidarios y/o inconscientes que hemos visto durante la pandemia.
Solución solidaria.- Cuando sufrimos, cuando sentimos dolor, somos más juiciosos con nuestros actos (todos hemos acercado alguna vez la mano al fuego más de lo que debiéramos o sufrido algún revés sentimental). Igual si todo descerebrado que se salta alegremente las normas hubiera sufrido una pérdida irreparable en su vida estaría más concienciado; pero no debería ser necesario llegar a este extremo para emerja y florezca esa conciencia de que nos hablaba Gómez-Escobar.
Hemos de buscar un mecanismo para promover la empatía en los individuos con eficacia, para ser capaces de sacrificar el beneficio personal por el bien común, para actuar de manera solidaria. Tenemos decenas y decenas de ejemplos a lo largo de la historia, y lo hemos visto en miles de películas y novelas. No saldremos de esta sino cooperando entre todos; con las personas que forman nuestra sociedad; con las que, nos agraden más o menos, hemos de contar por que somos comunidad.
Esa ha sido nuestra ventaja evolutiva durante miles de años. Hemos sobrevivido y nos hemos superado como especie trabajando en equipo. Y ese es el factor individual decisivo para superar la pandemia del coronavirus (y lo que pueda venir después). En caso de que aún no les quede claro, echen un vistazo al éxito que han tenido los defensores a ultranza de la postura opuesta (el individualismo, que santifica como derecho el hacer lo que te venga en gana) en su lucha contra el COVID-19: Trump, Bolsonaro o Boris Johnson.
No les digo nada... y se lo digo todo.