La velocidad vertiginosa de la vida moderna y nuestra preocupación
extrema por el futuro pueden acecharos y empobrecer el presente. Casi
todos los avances tecnológicos, —desde el teléfono a internet— se
han centrado en permitir realizar más tareas y con mayor rapidez. La
ventaja de ahorrar tiempo va unida al elevado valor que otorgamos al
hecho de ser previsores para el futuro. Esta virtud es tan agresiva
que incluso en la conversación más irrelevante somos capaces de no
estar escuchando sino planificando un réplica ingeniosa.
Ahorrando tiempo —¿para qué?— y planificando el futuro —que llegó ayer pero que en realidad no llega nunca— perdemos las amplias
posibilidades del presente.
Fred Bryant y Joseph Veroff, de la Loyola University, son los
fundadores de un área definida, todavía en fase de desarrollo, que
han denominado saboreo. Han generado un ámbito que, junto con la
atención, se hace eco de las venerables tradiciones del budismo y
nos permite reivindicar un nuevo derecho referido al valor perdido
del presente.
Saborear o disfrutar es para Bryant y Veroff la conciencia del placer
y la atención consciente y deliberada ante la experiencia de este.
Fred saborea un descanso mientras sube a una montaña: Respiro hondo el aire frió y diáfano y lo exhalo lentamente.
Advierto el aroma intenso y acre del polemonio, y al buscar su origen
encuentro una planta de lavanda que crece entre los cantos rodados que hay bajo mis pies. Cierro los ojos y escucho el viento mientras
asciendo por la montaña desde el valle. Me siento entre las piedras
más altas y saboreo el éxtasis de estar inmóvil bajo el solo cálido.
Extiendo la mano para coger una piedra del tamaño de una caja de
cerillas para llevarme como recuerdo este momento.. Su textura rugosa
y llena de hoyos evoca el papel de lija. Siento una necesidad
apremiante de oler la piedra, y al hacerlo, su penetrante aroma de
moho desencadena un torrente de imágenes antiguas. Me hago una idea
de cuanto tiempo debe de haber descansado en este lugar.
"La auténtica felicidad" (2003)
Martin E.P. Seligman
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