Nuestra zona de confort es aquella en que nos movemos con soltura, en donde nos manejamos bien. Suele estar conformada por las áreas que habitualmente transitamos. Esto no significa que todo lo que sucede ahí sea bueno. Algunas situaciones o circunstancias, por cotidianas que sean, nos incomodan, estresan o incluso mortifican. Pero tienen una cualidad fundamental: Nos son familiares. Son conocidas, y eso nos tranquiliza a pesar de que nos puedan hacer mal.
Cuando la atravesamos y salimos de esa zona de confort entramos en la zona contigua: la de aprendizaje. Aquí no nos encontramos tan cómodos, pero salimos de la rutina diaria, y aprendemos. Queramos o no; no tenemos más remedio que aprender. Siempre se aprende cuando uno se enfrenta a lo que no conoce. Es una zona menos segura que la de confort, pero tampoco supone un riesgo desmesurado; no es un salto al vacío.
Esto sí puede suceder cuando nos internamos en la zona de peligro, o la zona mágica. Todo depende de cómo se quiera interpretar. Pero será necesario atravesarla si queremos alcanzar nuestros deseos.
¿Te atreves a soñar?
¿Te atreves a soñar?
Les dejo este estupendo video en donde describen dichas áreas con más detalle
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