Un científico entra por
la mañana a trabajar en su estudio y cuando menos lo piensa, se da
cuenta de que ya es de noche y que ha pasado todo el día inmerso en
sus tareas, sin ni siquiera alimentarse. Un alpinista escala las
arriesgadas cumbres del Everest y mientras mantiene el control pleno
del ascenso, siente que su cuerpo se funde con la roca. Una bailarina
realiza con precisión y armonía una serie de complejos movimientos
que hace parecer sencillos, al tiempo que ella misma se siente como
flotando. Un cirujano acomete una delicada operación y mientras
percibe con todo detalle la interacción entre su bisturí y el
órgano del paciente, todo el entorno parece desvanecerse. Un amante
hace el amor con su pareja y siente que se fusiona con ella y con el
cosmos. Un gourmet saborea un elaborado plato y olvida que ha perdido
su fortuna. Unos chicos saltan en monopatín y sus miedos se disipan.
Un filósofo piensa y se olvida de que existe. Un músico toca el
saxofón y su cuerpo es música. Un niño da sus primeros pasos y
percibe que puede caminar...
Todos ellos fluyen en una
“experiencia óptima” y no sólo han escapado a la ansiedad y al
aburrimiento, sino que, al hacerlo, han logrado poner orden en el
caos reinante de sus mentes. Todos ellos están experimentando el
disfrute y además de que recordarán la experiencia como algo
placentero, obtendrán de ella el estímulo adecuado para buscar
nuevos desafíos y hacer que sus personalidades crezcan y se tornen
más complejas.
Esa especie de epifanía,
ese profundo sentiemiento de alegría que han deseado durante largo
tiempo y que representa la imagen de lo que quisieran que fuera la
vida, no ha llegado a ellos por la gracia de su buena fortuna. Son
ellos mismos, con el esfuerzo constante de sus mentes y de sus
cuerpos, quienes han traspasado sus limitaciones y han propiciado una
experiencia que va más allá del placer instantáneo de los
sentidos, en el que se esconde la esencia de una vida feliz.
Hace más de veintitrés
siglos, Aristóteles llegó a la conclusión de que lo que más
buscan los hombres y las mujeres es la felicidad. Pero los
incontables avances tecnológicos y científicos que hemos logrado
desde entonces no parecen haber arrojado mayor luz sobre qué es la
felicidad, ni nos han ofrecido las herramientas adecuadas para
ayudarnos a alcanzarla.
(...) La conclusión más
sorprendente que surgió al analizar los resultados es que las
experiencias óptimas eran descritas en términos muy similares por
todas las personas, independientemente de su origen, de su edad, de
sus rasgos culturales e, incluso, del tipo de actividad realizada. La
experiencia óptima, ese momento en el que las personas están tan
involucradas en una actividad que su realización es intrínsecamente
gratificante y nada más parece importarles, puede ser, entonces, un
estado del ser humano que responde a unas características
universales.
Resumen libro: "Fluir" de Mihaly Csikszentmihalyi (1997)
https://www.leadersummaries.com/ver-resumen/fluir
No hay comentarios:
Publicar un comentario