El sentido
del humor consiste en la capacidad para encontrar lo cómico,
hilarante o divertido de la vida, pero no solo es eso. También es
una actitud. Y este aspecto me parece el más interesante del
concepto.
El sentido
del humor es una predisposición lúcida y desenfadada ante la vida.
Una tendencia del ánimo dirigida a flexibilizar nuestra perspectiva
de la realidad, tratando de relativizarla, para permitirnos atisbar
una postura más satisfactoria. Sea disfrutando nuestras
circunstancias, cuando estas sean favorables; sea quitándole hierro,
cuando se traten de adversidades.
Pero el
sentido del humor no es necesariamente comicidad.
O no solo comicidad.
Tiene que
ver con lo divertido, incluye lo gracioso, y desde luego, a la
alegría. Abarca la ocurrencia, el salero y el chiste. Pero también
el ingenio, la chispa y la ironía.
La
comicidad busca la risa o la reacción del otro, recurriendo al
chiste, socarronería, burla o exageración. En este sentido, está
orientada hacia el escape o la evasión. Seguro que alguna vez se han
topado con alguien gracioso, chistoso, que le encanta gastar
bromas... pero que no soportan ser objeto del mismo tipo de bromas
que él gasta.
Igualmente,
es probable que también se hayan topado que ese tipo de persona que
no suelta un solo chiste, quizá apenas sonría, pero que entiende y
suelta ironía fina sin darse importancia, ni esperar la risa del
otro. Recuerdo haber reído hasta decir basta con Woody Allen, en sus
primeras comedias particularmente. ¿Alguna vez le han visto soltar
una carcajada? Creo que ni siquiera le recuerdo riendo. No les cuento ya nada de Buster Keaton.
En el
primer ejemplo, se usa el humor (y no crean que de una forma
muy distinta a como se usa el poder), para lograr sus fines (sean
estos cuales sean, generar simpatía, convertirse en líder del grupo, atraer a
alguien,...). Pero es el segundo tipo el que tiene sentido del
humor.
El sustrato
del humor está dirigido a comprender la vida y hacerla más
soportable. Su naturaleza es una actitud intima de humanidad, de
amor, hacia los demás y hacia nosotros. Como decía el filósofo
Thomas Carlile, "La esencia del humor es la sensibilidad, una
simpatía cálida y tierna hacia todas las formas de existencia".
Charles
Chaplin, Miguel
de Cervantes, los
hermanos Marx, Oscar Wilde, Monty
Python... son artistas que han aplicado
el sentido del humor en
sus obras, pero
permitiéndonos (quizá
forzándonos a) ver el
trasfondo. Haciéndonos reír durante unos minutos, pero dejándonos,
a continuación, pensativos
durante un rato. Reflexionando
sobre algo.
Sobre algo importante.
Sobre algo, siempre,
relativo a nosotros, a
nuestra naturaleza
humana. Quizá se
trate de que sin
un sentido trágico de la vida, el humor resulte
pobre, superficial, ramplón.
En
suma, no se trata de frivolizar, sino de desdramatizar. De desinflar
el rigor y seriedad que nos enseñaron a atribuirnos, a nosotros y a
las circunstancias de la vida, ayudándonos a situarnos en una
posición de humildad. Recordemos que humildad es la virtud que
permite conocer nuestras limitaciones y debilidades, restando
importancia a los propios logros y virtudes, y reconociendo nuestros
defectos y errores.
El
sentido del humor no solo es una actitud. Es más que eso. A pesar
del poco reconocimiento que históricamente se le ha atribuido, es
una herramienta de supervivencia y bienestar emocional. Y es un
recurso exclusivamente humano.
Es
una virtud, una fortaleza y un baluarte de resistencia. El sentido
del humor es el gran amortiguador de la existencia puesto que nos
permite elaborar y digerir las frustraciones, así como equilibrar
nuestras emociones.
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