Una cría de
ganso se hallaba extraviada. Había perdido de vista a su madre y al resto de la
bandada, justo cuando comenzaban a emigrar hacia tierras más cálidas. La
búsqueda se tornó estéril, y a medida que pasaron las horas y los días, empezó
a notarse más débil.
Resultó que
el frío llegó de manera inesperada.
Perdido y aterido andaba cuando se acercó a una granja. Tratando de
resguardarse se acercó a una vaca, justo cuando esta dejó caer una gran plasta
de mierda, que le cayó encima al pequeño ganso.
No tenía
suficiente con estar muriéndose sino que además se le cagan encima. Pero el pollito entonces se sintió
reconfortado por el calor de las heces, de manera que poco después empezó a
recuperarse.
Cuando
estuvo entonado pió pidiendo ayuda, y un zorro que andaba por allí se acercó.
Le ayudó a salir de la boñiga y a limpiarse un poco. Cuando el gansito pensó
que estaba en condiciones de levantar vuelo, el zorro se lo zampó.
Moraleja:
-
Cuando
estés de mierda hasta arriba, no digas ni pío.
-
No todo
el que te ayuda es tu amigo, y
-
No
todo el que te ensucia es tu enemigo.
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