Traigo a colación el ejercicio de la
duda como un elemento positivo para la madurez mental y la
conciencia civilizada, como un dispositivo capaz de agitar los
juicios, las opiniones, las afirmaciones y explicaciones de lo que
ocurre, o de lo que está en nuestra mente, pidiendo una explicación.
La duda sirve para eliminar prejuicios, supuestos no fundados,
creencias no examinadas, y no es en absoluto contradictoria con la búsqueda de una supuesta verdad.
Descartes utilizó el método de la duda para
llegar a la vedad primera, una idea clara y distinta, evidente, desde
la que enlazar una cadena de verdades sucesivas. No puede decirse que
su empeño produjera los resultados esperados, pues ni siquiera el
"pienso, luego existo" fue unánimemente aceptado por otros
filósofos como idea innegable y adecuadamente fundamentada. Pero el
objetivo del filósofo no era permanecer en la duda, sino que la duda
le ayudara a razonar bien.
También Montaigne, que temía menos que Descartes asentarse
en la duda, advierte de que el acto dubitativo no debe empañar la
necesidad de actuar. Con frecuencia se ha reparado en la influencia
que pudo tener Montaigne en Shakespeare, y especialmente en Hamlet,
cuyo dilema consiste en pensar demasiado en las circunstancias y
consecuencias de lo que va a hacer (...). Que la duda es parte de
nuestro ser equivale a decir que anida en nosotros la confusión y
la contradicción: "Somos, no sé cómo, dobles en nosotros
mismos, y eso hace que lo que creemos, no lo creamos, y que no
podamos deshacernos de aquello que condenamos". El ser humano es
tan inconstante que quiere y no quiere las mismas cosas. Nos
equivocaremos siempre que pretendamos describir o juzgar a alguien
por unos rasgos supuestamente estables y comunes. El propio Montaigne
se describe a sí mismo con atributos incompatibles (...).
Hay una diferencia entre la duda de Montaigne y la
cartesiana que no es despreciable. A diferencia de Descartes, que
buscaba una verdad científica, a Montaigne solo le preocupa su
verdad, la que puede encontrar en su interior, a través del
autoanálisis, sin pretensiones de convertirla en verdad universal ni
de extenderla a nadie que no sea él mismo.
Las dudas y el escepticismo le conducen a la práctica del
autoconocimiento, el ejercicio que considera más saludable para él
y para los medas.
"Elogio de la duda" (2016)
Victoria Camps
No hay comentarios:
Publicar un comentario